domingo, septiembre 10, 2006

S.O.S. ¡Estoy atrapado en una reunión social de adultos! ¡Tequila, botanas y música anticuada involucrados!

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Llegas de la escuela un viernes en el que no tienes planes para salir en la noche. A diferencia de otros viernes, en los cuáles todos tienen hueva de la semana que termina, hay un extraño movimiento en casa. Llegas a tu cuarto e inmediatamente te prohiben prender la computadora (lo cual no es raro), pero cuando sacas tu mochila para hacer tu tarea, te dicen que la vuelvas a guardar. ¡¡¡¿¿¿QUÉ PASA???!!!

Tu papá ha invitado a algunos de sus amigos del trabajo a la casa.







¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOO!!!!!

¡Tranquilo! ¡Calma! Es una situación de emergencia crítica, sí, pero no hay que alarmarse.
Lo primero que tienes que hacer es tratar de hallar una solución ANTES de que empiece la fiesta.

  1. Complace a tus padres - Normalmente, cuando tus papás organizan una reunión de este tipo, están tan ocupados arreglando cada mínimo detalle que seguramente necesitan ayuda extra. Haz lo que te pidan. No importa si por dentro te estén llevando los mil demonios ni si de repente sientes un deseo inaudito de estrangularlos. Házlo. No importa si te piden que arregles los cojines del sillón para que la casa se vea bien pipiris náis como si no tuvieras hermanitos menores, ni si te piden que vayas a la tienda por papas y refresco que sabes de antemano que les van a durar toda la semana. Házlo. Si lo que tus papás te piden es demasiado grande para que lo puedas hacer tú solo (como barrer el piso, trapearlo, cocinar y ponerle aceitunas a los sándwiches, todo al mismo tiempo mientras balanceas un palo de madera de tres metros de largo con cinco platos de porcelana china carísima en la nariz), sólo haz lo más importante o notorio. Lo más probable es que a la hora de la hora ni se den cuenta de todo lo que pidieron, y, si se dan cuenta, no te pueden regañar en frente de todos sus invitados por temor a que sus reputaciones queden en ridículo. Si sabes que te pueden regañar cuando acabe la reunión, haz todo lo que te haya faltado discretamente mientras la reunión termina. El caso es complacerlos y que no tengan ninguna queja de ti…
  2. Manda mensajes de emergencia a todos tus amigos - Una vez que tus papás estén preguntándose qué mosca te picó para que los ayudaras tanto, ve a un lugar privado de tu casa, llévate un teléfono, saca tu celular y prende tu computadora y conéctate a Messenger. Utiliza todos los medios que puedas para mandar mensajes de emergencia a todos tus amigos: “S.O.S. ¡Estoy atrapado en una reunión social de adultos! ¡Tequila, botanas y música anticuada involucrados!” Claro que no va a faltar el mamón que se ría de tu mala suerte, pero habrá algunos otros que te den consejos de lo que puedes hacer. Incluso puedes organizar una salida al cine de emergencia. Como tus papás van a estar radiantes de felicidad por tu repentina reformación, va a ser fácil que te den permiso. Si no te puedes zafar de la reunión social por x o y razones, sigue con el paso tres…
  3. Enciérrate en tu cuarto - Una vez que has completado todo lo que tus papás te pidieron, no hay razón por la cual te debas quedar a la reunión en sí. Te excusas y te retiras a tu cuarto. Ahí chateas un rato, hablas con tus amigos o ya de perdida te pones a hacer tarea para el lunes. Si es necesario, sal de tu cuarto cada vez que toquen la puerta para saludarlos, y sal cada vez que te llamen. Eso sí, consíguete un discman o un MP3 con audífonos y le pones muy fuerte…
  4. Sonríe y saluda - Hay veces que tus papás no te dejan estar en tu cuarto por que la tía Sarita quiere saludarte (y pellizcarte los cachetes) o para presumirles a los invitados el remedo de hijo que tienen, después de varias Coronas. En esos casos, lo único que puedes hacer es quedarte, disimular tu jeta de aburrición, escuchar música con unos audífonos discretos, sonreír y saludar.

Y con razón nos queremos zafar… Hay cosas que no pueden faltar en una reunión social de adultos:

  • Alcohol - Mientras la mayoría se conforma con una Corona bien fría, el anfitrión siempre se la complica y compra un promedio de cinco botellas de Fresca por cada invitado que toma. Todo esto para hacer la soficadísima bebida con tequila y refresco de toronja, el cual los emborracha más rápido. Todo por quedar bien y ser más pipiris náis…
  • Botanas - Nunca falta el platito dividido con botanas en la mesa de centro de la salita en donde se está platicando. Pueden ser cacahuates, papas saladas, chicharrones, doritos, rufles, cuadritos de queso con palillos o salchichitas con jugo magui. El caso es que estén ahí para que los invitados vean que acomedido es el anfitrión y para que las señoras a dieta se martiricen mientras ven como los enanos se llevan puños de doritos. Regla general: las botanas se acaban si hay niños. Si no, quedan intactas.
  • Música - Uno de los puntos principales de reunirse con otros adultos es el revivir “los buenos tiempos” en los que las arrugas, las canas y los huesos adoloridos todavía no atormentaban a nuestras generaciones “anteriores”. ¿Y qué mejor manera de hacerlo que reproducir música pasada de moda hace (mínimo) cinco años? Los favoritos son Juan Gabriel, José José, Luis Miguel, Chayanne, Mocedades, Pimpinela, Camilo Sesto… o, para quienes tienen gustos más exóticos, no falta la banda sinaloense (especialmente El Recodo) o el Suavemente de Elvis Crespo, canción que fue inventada mientras el monigote llevaba a cabo sus necesidades naturales en el trono de la soledad.
  • Tema de conversación - Una vez que las primeras cervezas o cubas fueron ingeridas, el hielo se rompe y la conversación toma rumbos nunca conocidos. Normalmente los adultos empiezan hablando de aquello que tienen en común (si son compañeros de trabajo, hablan de la tiranía ilimitada del jefe; si son vecinos, comentan las noticias de la calle) y divagan lentamente hacia cualquier otro tema, incluídos el plantón de Reforma, el triunfo de Calderón, los homosexuales (y todas sus asquerosas variantes) y avistamientos recientes de OVNIs. Estas pláticas normalmente son divertidas de escuchar en estado de sobriedad… hasta que empiezan a hablar de temas que los adultos JAMÁS tocarían en frente de nosotros: a) Lo que hacen cuando salen solos, b) Sus partes íntimas y, el peor, c) NUESTRAS partes íntimas. Uno normalmente no puede evitar que estas pláticas surjan. El único remedio que encuentro, como ya lo he dicho, es conseguir audífonos y poner la música a todo volumen…

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