jueves, noviembre 02, 2006

Animales de circo

[Nota preliminar: Este artículo será publicado en el periódico de mi escuela en la edición de noviembre, obviamente escrito por moi].

Saliendo un día de la escuela, me encontré con una pequeña procesión promoviendo el circo que acaba de llegar a la ciudad. La procesión consistía de un carro con bocinas en el techo transmitiendo publicidad del circo. Más atrás, un camión llevaba cuatro tigres.

Yo fui a ver la función hace unos días y, siendo sincero, fue–como la promocionan–espectacular. Un payaso que, más que risa, daba lástima; un mago con buenos trucos; trapecistas hábiles y tres o cuatro motociclistas dando vueltas por la esfera de la muerte. Y como acto final, el hombre que habla con los animales, domando a esos mismos cuatro tigres del camión con un látigo.

Volver a ver a esos animales me hizo sonreír. Pero hubo algo que llamó mi atención.

Uno de los tigres abría y cerraba un ojo continuamente. Discretamente me acerqué a la jaula y vi que tenía una cortada sangrante en la sien, que le tocaba el párpado.

Asqueado por la negligencia hacia el pobre animal, me acerqué a ver más de cerca al resto de los tigres. Dos de ellos daban vueltas alrededor de la jaula una y otra vez. Al verlos no pude evitar recordar un documental vetado acerca del maltrato a los monos macacos en los laboratorios donde prueban las nuevas medicinas. En el documental, los macacos daban piruetas en sus jaulas reducidas en volumen, dementes por los maltratos recibidos.

Otro tigre sacaba la pata hacia uno de los cuidadores caminando hacia un lado del camión, aparentemente desesperado por “darle la mano”.

El ver a esos “tristes tigres” maltratados me llenó de coraje y frustración, sobre todo al pensar que no puedo hacer nada al respecto.

El resto de mi camino a casa me pregunté si las verdaderas bestias peligrosas eran las que estaban enjauladas.

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